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Soy el que Dios ha elegido para guardar lo que no debe ser conocido
Durante siglos terrestres, antes de que los Humanos arraigasen en Kumara, he mantenido celosamente custodiados los Misterios Supremos.
Fue sencillo mientras las distintas especies se limitaban a forjar sus aprendizajes, sin embargo se convirtió en un esfuerzo agotador cuando aparecieron en el planeta Tierra (o Kumara, su nombre real), los Humanos de la mano de los Vigilantes y del resto de especies cósmicas por decisión Divina.
Ellos debían ser inocentes, sin recuerdos, sin sus códigos activados para que los aprendizajes fuesen experiencias verdaderas, debían disfrutar su libre albedrío.
Sin embargo el juego sucio de algunas especies provocó descontento sobre todo en ciertas huestes de ángeles, y por fín, reacciones de algunas de éstas facciones, el primero fue Azazel, también conocido como Lucifer.
El vilipendiado demonio decidió que los Humanos necesitaban parte de sus conocimientos y poderes para ser capaces de defenderse de ciertas especies que sólo pretendían su desolación, dolor y miedo para alimentarse de ellos. Les otorgó pues, la llamada Magia que no es otra cosa que el verdadero poder de los Humanos de manipular su propia energía para telecomunicarse, autosanarse, y modificar su realidad según su gusto.
Esto provocó que las élites ya establecidas en la Tierra intentaran anular la Magia de Azazel a través del terror, dolor y penurias para los Humanos que se atrevieron a utilizar esa Magia. Mientras que por otro lado, Azazel quedó relegado de sus funciones como Vigilante, pues éstos consideraron que les había intentado arrebatar el libre albedrío a los Humanos, por lo que él y su hueste fueron exiliados al Segundo Cielo dónde no permanecen precisamente inactivos.
Yo, Raziel fuí el segundo en rebelarme ante la injusticia que se cometía contra los Humanos y me erigí en su protector, les confié el Libro de Raziel, dónde se explican muchas cosas de la naturaleza Humana, dónde se les enseña a manejar sus poderes.
En un primer momento, los Vigilantes agraviados, recuperaron el Libro e intentaron poner a Dios en mi contra, pero Éste que me conoce, me devolvió el Libro para que hiciera mi voluntad con él. Tal es su Fe en mí.
Honrado por su confianza, regresé el Libro a sus nuevos dueños, y éste pasó de mano en mano, de Enoc hasta Salomón, momento en el que decidieron que era demasiado peligroso y su libre albedrío les hizo esconderlo.
Ahora somos renegados en el seno de los VIgilantes y yo, por propia decisión he aceptado el liderazgo de Azazel.
Se avecina la nueva vibración, la nueva densidad, el planeta se remueve, vomita fuego, provoca desastres para alcanzar su objetivo, un objetivo que las élites no desean pues entonces perderán, no sólo su poder sobre la raza humana, sino su propia existencia en Kumara. La guerra ha comenzado y va a ser cruenta porque en esta situación los Vigilantes no permanecerán ajenos a las pretensiones de la élite.
Las batallas se forjan con las mentiras pero ninguna puede esconder la Verdad por tiempo indefinido. Los secretos terminan por ser descubiertos tarde o temprano, salvo aquellos que no disponen de esa opción.
Sé que el mío, el Mayor Secreto de Dios, peligra. Sin embargo también sé que haré lo que sea necesario para ocultarlo. Mientras yo viva nadie tendrá acceso a él, y en el hipotético caso de que alguién lo descubra tendrá un destino peor que la muerte.
No me queda tiempo, debo ayudar a recuperar el poder de los Vigilantes, debo unirme de nuevo a ellos, tanto yo como Azazel nos vemos obligados a ayudar en la Lucha contra los de la Élite. Y para eso debo recolectar humanos que nos ayuden a dirigir la energía de la cuarta densidad, la nueva vibración, hacia la Tierra.
Lo que nunca he deseado ha sido darme de bruces con la humana más irritante del planeta. A veces creo que Dios sí ha castigado mi osadía al ofrecer el Libro a los Humanos.